Musicoterapia

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Musicoterapia Neurológica

¿Qué es la MUSICOTERAPIA NEUROLÓGICA (NMT)?

Es la aplicación terapéutica de la música a las disfunciones cognitivas, sensoriales y motoras causadas por enfermedades neurológicas del sistema nervioso.

¿En qué campos puede ser aplicada?

  • Neurodesarrollo
  • Neuropediatría
  • Neurogeriatría
  • Rehabilitación Neurológica

La NMT está basada en un modelo neurocientífico de la percepción y la producción musical y en la influencia de la música en los cambios funcionales del cerebro no musical y de la conducta.

La NMT cuenta con evidencias clínicas en las siguientes áreas:

  • Rehabilitación Sensorio- Motora
  • Rehabilitación del Habla y del Lenguaje
  • Rehabilitación Cognitiva

La capacitación en Neuromusicoterapia (NMT) es brindada por la Academia R. Unkefer (situada en la Universidad de Colorado, EE.UU) y cuenta con el respaldo de la Federación de Rehabilitación Neurológica (WFNT) y de la Sociedad Internacional de Neuromusicología Clínica (CNM).

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Tiempos revueltos… Tiempos de Bullying

Nos hemos convertido en testigos directos o indirectos y, en el peor de los casos, en protagonistas de un fenómeno de carácter multidimensional cuya conceptualización se sintetiza en un término con el cual nos hemos ido familiarizado poco a poco: me refiero al “bullying”.

Este término fue utilizado en 1970 por el Dr. Dan Olweus(1) para referirse a todo acto de intimidación en el ambiente escolar.

(1) En la década de 1970, el Dr. Dan Olweus inició la primera investigación mundial intimidación sistemática. ha pasado varias décadas investigando el tema de la intimidación para ayudar a proteger a los niños en las escuelas y aplicación de valores.

En español, el bullying es aquel que en su carácter de adjetivo califica a un sujeto como matón, amedrentador. Y el bullying, como acto en sí, se traduce como intimidación y abuso.

Estas definiciones nos remiten directamente a otra palabra, el término PODER.

Haciendo un juego, una especie de “ping pong” con jóvenes y adultos, hemos dado con muchas palabras que denotan el alto valor negativo del término “poder”: abuso, control, corrupción, dominio, sometimiento, imposición, dolor, etc. Pero omiten el otro significado de la palabra, aquel que hace referencia a las habilidades, capacidades o facultades de un sujeto para llevar a cabo una determinada acción.

Este juego inocente devela en parte el imaginario social de nuestra sociedad actual y nos posiciona en un lugar opuesto a otras sociedades menos individualistas, materialistas, modernas y occidentales…

Michel Foucault describió al poder como una “relación asimétrica” constituida por dos entes o elementos: la autoridad y la obediencia, en los cuales quedan determinados indefectiblemente los “dominantes”, por un lado, y los “dominados”, por el otro.

Si pensamos en esta última definición, el interjuego entre estos dos entes lo encontramos presente en cada uno de nuestros ámbitos sociales: la familia, el trabajo, el barrio, el club y, claramente, la escuela: todos aquellos espacios de interacción social en los cuales estos roles se establecen naturalmente. La asimetría no necesariamente debe tener una connotación negativa sino que puede adquirir validez y legitimación axiomática en cuanto promuevan a partir de la inter-acción lugares de desarrollo, crecimiento, creatividad y evolución. Pero aquel poder que tan solo instala diferencias y sometimiento no puede considerarse como VALOR ya que conduce tan solo a la denigración del hombre  y/o de la sociedad toda.

Lamentablemente vivimos en una sociedad y en un tiempo particular en donde el PODER es tomado como “ventaja”; el poder es ejercido para sacar provecho personal o grupal (económico, político, psicosocial, etc.) frente a la vulnerabilidad, desventaja y sumisión de un otro/semejante.

La sensación de sentirse “poderoso” va invistiendo a los sujetos con aires de omnipotencia y sobreestimación de sí mismos que promueven consecuentemente la desvalorización de los otros en pos del propio beneficio o del placer (obviamente, patológico).

¿Qué hay detrás del bullying? Indudablemente muchos factores operan como detonantes de este fenómeno pero sin dudas la transformación o la pérdida de ciertos valores son fundantes.

Deberíamos plantearnos en qué fallamos como padres, como educadores y como sociedad para que el bullying se instale, se replique y se convierta hoy día en un fenómeno “de moda” entre nuestros niños y jóvenes.

Pero además de reflexionar y plantear las fallas se requiere de medidas objetivas, viables y concretas (a nivel micro y macro social) para que estas conductas y actitudes vayan revirtiendo con el correr del tiempo y se extinga en las próximas generaciones.

El desafío es importe… llevarlo a cabo es imprescindible y primordial.

La balanza axiomática está desequilibrada. Es necesario encontrar el equilibrio a través de mecanismos de promoción, prevención e intervención.

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¿Qué estrategias podemos pensar y poner en juego dentro del ámbito escolar?

  • Junto con los jóvenes repensar y reflexionar acerca de sus ideales, sueños, creencias y aspiraciones para desentrañar algunos de los motivos que desencadenan el bullying y se conjugan y cristalizan en él.
  • Brindar desde el ámbito educativo herramientas claras, concretas y realizables para reorientar el comportamiento y favorecer, a futuro, la realización personal y social.
  • Trabajar los VALORES como eje transversal a través de encuentros vivenciales de interacción con los otros, por y para los otros (voluntariado, convivencias, talleres, etc.).
  • Habilitar espacios para trabajar las habilidades sociales con los niños y jóvenes.
  • Generar encuentros de capacitación para las familias.

Redescubrir el valor del PODER en tanto HABILIDAD, FORTALEZA Y CAPACIDAD para la realización personal y social del sujeto

Lic. Raquel Gómez
Musicoterapeuta– Docente
Equipo Musicante

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El juego

El juego es una actividad que despierta la diversión y el disfrute de sus participantes. Los juegos son considerados como parte de la experiencia humana y están presentes en todas las culturas.

La primera referencia sobre juegos que existe es del año 3000 a.C.  Probablemente, las cosquillas combinadas con la risa, haya sido (y aún lo es) una de las primeras actividades lúdicas del ser humano, al tiempo que una de las primeras actividades comunicativas previas a la aparición del lenguaje.

El juego es una actividad inherente al ser humano. Todos nosotros hemos aprendido a relacionarnos con nuestro ámbito familiar, material, social y cultural a través del juego. Se trata de un concepto muy rico, amplio, versátil y ambivalente que implica una difícil categorización. Etimológicamente, los investigadores refieren que la palabra juego procede de dos vocablos en latín: “iocum y ludus-ludere” ambos hacen referencia a broma, diversión, chiste, y se suelen usar indistintamente junto con la expresión actividad lúdica.

Se han enunciado innumerables definiciones sobre el juego, así, el diccionario de la Real Academia lo contempla como un ejercicio recreativo sometido a reglas en el cual se gana o se pierde. Sin embargo la propia polisemia de éste y la subjetividad de los diferentes autores implican que cualquier definición no sea más que un acercamiento parcial al fenómeno lúdico. Se puede afirmar que el juego, como cualquier realidad sociocultural, es imposible de definir en términos absolutos (Wikipedia).

EL JUEGO:

  • Es una actividad placentera.
  • El juego debe ser libre, espontáneo y totalmente voluntario.
  • El juego tiene un fin en sí mismo.
  • El juego implica actividad.
  • El juego se desarrolla en una realidad ficticia.
  • Todos los juegos tienen una limitación espacial y temporal.
  • El juego es una actividad propia de la infancia.
  • El juego es innato.
  • El juego muestra en qué etapa evolutiva se encuentra el niño o la niña.
  • El juego permite al niño o la niña afirmarse.
  • El juego favorece su proceso socializador.
  • El juego cumple una función compensadora de desigualdades, integradora, rehabilitadora.
  • En el juego los objetos no son necesarios.

ALGUNAS TEORÍAS O CONCEPCIONES DEL JUEGO

TEORÍA DE FREUD

Freud habla del juego como un proceso interno de naturaleza emocional, como un proceso análogo de realización de deseos insatisfechos y como una oportunidad de expresión de la sexualidad infantil (sentimientos inconscientes).

TEORÍA DE PIAGET

A PARTIR DE        ESTADIO DE DESARRROLLO         TIPOS DE JUEGOS

0 años                      Sensoriomotor                                      Funcional/ construcción
2 años                      Preoperacional                                      Simbólico/ construcción
6 años                      Operacional concreto                           Reglado/ construcción
12 años                     Operacional formal                              Reglado/ construcción

WINNICOTT

En el proceso de desarrollo, la actividad de jugar se describe en cuatro etapas:

a) El niño y el objeto están fusionados, o sea, el niño tiene una visión subjetiva del objeto. La madre procura hacer real lo que el niño está dispuesto a encontrar.
b) El objeto es repudiado, reaceptado y percibido objetivamente. En esto la madre debe estar dispuesta a devolver lo que se ofrece, y si este papel no encuentra impedimentos, el niño vive una experiencia mágica de omnipotencia. La confianza en la madre genera así un campo intermedio de juegos donde nace la idea de lo mágico y lo omnipotente.
c) El niño se encuentra solo en presencia de alguien. El niño juega suponiendo que la persona amada, digna de confianza, está cerca y sigue estándolo en el recuerdo.
d) El niño permite una superposición de dos zonas de juego y disfruta de ella. Primero es la madre quien juega con el bebé cuidando de encajar en sus actividades lúdicas, pero tarde o temprano introduce su propio modo de jugar descubriendo que los bebés varían según su capacidad para aceptar o rechazar la introducción de ideas que les pertenecen. Queda así allanado el camino para un jugar juntos en una relación.

Winnicott indica que la zona de juego, en el cual el niño se halla muy concentrado y no admite intrusiones, es una zona intermedia que no es ni su realidad subjetiva ni el mundo exterior, pues en el juego el niño reúne objetos o fenómenos de la realidad exterior usándolos al servicio de su realidad interna o personal: sin necesidad de alucinaciones, revela así su capacidad para soñar al investir fenómenos exteriores de significación y sentimientos oníricos.

El juego implica confianza y está ubicado en el espacio potencial entre el bebé y la madre. Compromete al cuerpo porque manipula objetos y porque puede haber excitación corporal. Esta excitación en las zonas erógenas, los instintos, amenazan el jugar: aunque el juego es satisfactorio, puede elevar la ansiedad a niveles intolerables, destruyéndolo. El carácter excitante del juego no deriva del despertar de los instintos, sino de la precariedad de la acción recíproca, en la mente del niño, entre lo que es subjetivo (casi alucinación) y lo percibido objetivamente (realidad verdadera o compartida).

Hay un desarrollo que va de los fenómenos transicionales al juego, de este al juego compartido, y de este a las experiencias culturales.

MELANIE KLEIN

El juego como lenguaje: el niño expresa sus fantasías, deseos y experiencias simbólicamente por medio de juguetes y juegos, y al hacerlo utiliza los mismos medios de expresión arcaicos, filogenéticos, el mismo lenguaje que no es familiar en los sueños.

El juego calma la ansiedad: transforma las experiencias sufridas pasivamente en activas y cambia el dolor en placer.

En el juego y en general, son las fantasías las que promueven y mantienen el desarrollo del interés por el mundo externo y el proceso de aprendizaje del mismo, y de ellas se extrae la fuerza para buscar y organizar el conocimiento del mundo.

La capacidad para evocar el pasado en el juego imaginativo parece estar muy vinculada con el desarrollo del pensamiento, del poder evocar el futuro en hipótesis constructivas y desarrollar las consecuencias de los ‘si…

TEORÍA DE VYGOTSKI

Vygotski creó la Teoría sociocultural de la formación de las capacidades psicológicas superiores:

a. El juego como valor socializador

El ser humano hereda toda la evolución filogenética, pero el producto final de su desarrollo vendrá determinado por las características del medio social donde vive.

Socialización: contexto familiar, escolar, amigos…

Considera el juego como acción espontánea de los niños que se orienta a la socialización. A través de ella se trasmiten valores, costumbres…

b. El juego como factor de desarrollo

El juego como una necesidad de saber, de conocer y de dominar los objetos; en este sentido afirma que el juego no es el rasgo predominante en la infancia, sino un factor básico en el desarrollo.

La imaginación ayuda al desarrollo de pensamientos abstractos, el juego simbólico. Además, el juego constituye el motor del desarrollo en la medida en que crea Zonas de Desarrollo Próximo (ZDP).

ZDP: es la distancia que hay entre el nivel de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver un problema sin la ayuda de nadie (Zona de Desarrollo Real), y el nivel de desarrollo potencial, determinando por la capacidad de resolver un problema con la ayuda de un adulto o de un compañero más capaz (Zona de Desarrollo Potencial).

FUNCIÓN DEL JUEGO EN LA INFANCIA

El juego es útil y es necesario para el desarrollo del niño en la medida en que éste es el protagonista.

La importancia de la utilidad del juego puede llevar a los adultos a robar el protagonismo al niño, a querer dirigir el juego. La intervención del adulto en los juegos infantiles debe consistir en:

  • Facilitar las condiciones que permitan el juego.
  • Estar a disposición del niño.

No dirigir ni imponer el juego. El juego dirigido no cumple con las características de juego, aunque el niño puede acabar haciéndolo suyo.

El juego permite al niño:

  • Que se mantenga diferenciado de las exigencias y limitaciones de la realidad externa.
  • Explorar el mundo de los mayores sin estar ellos presentes.
  • Interactuar con sus iguales.
  • Funcionar de forma autónoma.

El juego siempre hace referencia implícita o explícita a las relaciones entre infancia, diversión y educación.

El juego es una actividad necesaria para los seres humanos teniendo suma importancia en la esfera social, puesto que permite ensayar ciertas conductas sociales; a su vez es herramienta útil para adquirir y desarrollar capacidades intelectuales, motoras, o afectivas y todo esto se debe realizar de forma gustosa, sin sentir obligación de ningún tipo y como todas las actividades se requiere disponer de tiempo y espacio para poder realizarlo.

Lic. María Cecilia Zamora – Equipo Musicante
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Musicoterapia en ceguera adquirida

Abstracto del libro “Musicoterapia en ceguera adquirida”
La Intervención Vocal Grupal. Autoras: María Cecilia Zamora, Raquel Gómez, María Virginia Gómez Ediciones Musicante. Buenos Aires, 2008).

En la experiencia clínica con sujetos que han perdido la visión durante la adultez, advertimos que la alteración del procesamiento sensorial es producto de la conjunción entre la pérdida funcional del sentido de la vista y los estados anímicos que tienen lugar a partir de la aparición de la ceguera. Esta conjunción provoca  distorsiones en la percepción y en la objetivación del espacio, del esquema y de la imagen corporal. Al mismo tiempo —mientras el sujeto transita esta crisis incidental hacia un estado de aceptación de la pérdida— encontramos un denominador común en todos nuestros pacientes: el aislamiento, evidenciado en índices de alteración observables tanto en el comportamiento corporal como vocal y social.
La Intervención Vocal Grupal funciona en este caso particular como dispositivo terapéutico sistematizado que aborda a la persona como ser bio-psico-social-espiritual,  estimulando y desarrollando cada uno de esos aspectos con el fin de tender o alcanzar el equilibrio. Desde lo neurobiológico, pone en marcha experiencias de integración vestibular, propioceptiva, táctil, auditiva y visual (proyección de imágenes mentales) que activan y desarrollan modos alternativos de procesar la información e integrarla para obtener respuestas que se ajusten y adapten a la nueva realidad. Desde lo psicosocial, reactualiza el proceso y el recorrido de la construcción Voz – Palabra y reelabora los vínculos por los cuales atraviesa el Yo para constituirse como tal, estrategias fundamentales para erradicar las conductas de aislamiento de nuestros pacientes.
El libro describe hacia el final un caso clínico grupal, a través del cual se desarrolla y describe paso a paso la Intervención Vocal Grupal,  brindando así a los musicoterapeutas estrategias de trabajo para facilitar la reconstrucción de los sujetos en tanto unidad y la posibilidad de reinsertarse en la sociedad.

Equipo Red Musicante
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Síndrome de Tourette (TIC – TOC)

Como terapeutas y/o docentes muchas veces advertimos, en nuestra tarea diaria, niños que presentan serias dificultades a la hora de adquirir habilidades cognitivas y sociales. El mismo es un tema delicado pues a veces los mal llamados “chicos problema”, pueden estar dando signos —a través de su conducta— de trastornos neurológicos y/o psicopatológicos.

En esta oportunidad haré referencia al Síndrome de Tourette, no solamente porque su sintomatología irrumpe alterando los procesos de aprendizaje “normales”, sino también con el objeto de describir su sintomatología, difundir su existencia, orientar y concientizar a la comunidad sobre la importancia que reviste su detección precoz en el mejoramiento de la calidad de vida del niño y su entorno.

Cuando hablamos de un síndrome nos estamos refiriendo a un conjunto de síntomas que caracterizan determinada enfermedad. El síndrome de Tourette es un trastorno neuropsiquiátrico de origen genético, cuyo síntoma más llamativo —al menos desde la mirada social— es la aparición recurrente de “tics” fonatorios y/o motores (movimientos involuntarios que evidencian alteración neurológica). Sin embargo, no todos los niños que presentan tics tienen Tourette, pues puede tratarse de un trastorno por tics de tipo transitorio, vinculado más a lo afectivo-emocional que a lo orgánico. Por ello reviste mucha importancia para el diagnóstico diferencial determinar si los tics persisten a lo largo de todo 1 año; siendo así puede tratarse de este síndrome.

También es fundamental observar la existencia o aparición de otros síntomas, aquellos “comportamientos patológicos” que dan cuenta del componente psiquiátrico de esta enfermedad (compulsiones, obsesiones, dificultades de aprendizaje, problemas de tipo conductual, etc.).

¿Qué sucede con los procesos de aprendizaje cuando un niño padece Síndrome de Tourette? La irrupción de los tics y tocs (trastornos obsesivo- compulsivos) en la vida cotidiana, interfiere y modifica la comunicación con los otros. El comportamiento de estos niños, cargado de “exageración” (muecas, gritos, hiperactividad, conductas ritualistas) genera en los demás incomodidad, desconcierto, sorpresa, burlas y vergüenza: no es socialmente aceptado.

Entonces reflexionemos …

  • ¿Cómo logra un niño con Tourette concentrarse en clase cuando su atención está replegada sobre sí mismo?
  • ¿Cómo hace para adquirir el dominio de sí cuando no lo tiene?
  • ¿Cómo puede sentirse igual a los otros si esos otros lo discriminan?
  • ¿Cómo adquiere ciertas habilidades cognitivas cuando las funciones neurológicas que posibilitan esta aprehensión se ven alteradas?

Solo con una detección precoz de la enfermedad, con los correspondientes tratamientos médico-farmacológicos y el apoyo terapéutico, estos niños podrán alcanzar un estado de bienestar general que, entre otras cosas, propicie:

  • La aceptación de la enfermedad (del paciente y de su entorno familiar y social próximo).
  • El mejoramiento de los vínculos existentes y el desarrollo de nuevos.
  • El autocontrol y la confianza en sí mismos.

La musicoterapia es una disciplina terapéutica que puede intervenir favorablemente en estos casos. Como punto de partida para el tratamiento, toma y trabaja con los aspectos sanos (salugénicos) de estos niños, posibilitándoles “ser” y “hacer” desde un lugar placentero, sin ponderar la sintomatología.

La música —recurso por excelencia en musicoterapia— es utilizada por el terapeuta desde todos sus aspectos (rítmico, melódico, armónico),

orientando el tratamiento para que el niño pueda mejorar su calidad de vida.

El lenguaje musical, al no estar atravesado por la palabra, promueve la libre expresión de las emociones, siendo el niño capaz de ponerlas en el afuera pero recreadas –en el aquí y ahora del encuadre terapéutico— en un hecho o producto creativo.

La música, en el proceso musicoterapéutico, cobra entonces un valor que va más allá de la experiencia estética: adquiere valor comunicativo y facilita el alivio y la elaboración de situaciones conflictivas.

Las técnicas de respiración y relajación, le permiten conocer, registrar y controlar su cuerpo. Muchas veces observamos (o ellos mismos nos cuentan), que tienen una sensación previa al tic, una sensación anticipatoria; es importante detenernos en esta “pausa” o “silencio” que precede al tic y trabajar junto a ellos sobre la exploración de estrategias —siempre desde un lugar de juego— que le permitan desarrollar en ese tiempo particular recursos que posibiliten la detención del tic y, en detrimento del mismo, la aparición de conductas más aceptadas socialmente, por ejemplo: tararear una canción, concentrarse en la respiración costo diafragmática, silbar, etc.

A su vez, la experiencia corporal que tiene lugar dentro del encuadre musicoterapéutico, propicia el reencuentro del niño con su cuerpo y con su imagen con el objeto de re-posicionarlo, corriéndolo del lugar del dolor y habilitándolo como fuente de placer y diversión.

Los recursos sonoros y musicales —utilizados metodológica y sistemáticamente— promueven entonces cambios comportamentales positivos que conducen al bienestar general del niño y su entorno.

Trabajar junto a las familias es fundamental, así como también prestar asesoramiento y orientación a los docentes y a la comunidad educativa en

general, pues no debemos olvidar que son niños y como tales aún están en proceso de desarrollo y personalización. Tenemos los adultos la tarea de acompañar, apoyar, comprender y ofrecerles la posibilidad de llevar una vida como la de cualquier otro, brindándoles las mismas oportunidades para su realización personal y social.

Lic. Raquel Gómez – Equipo Red Musicante
info@www.redmusicante.com

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El uso terapéutico de la música

“El verdadero poder de la música radica en el hecho de que puede ser fiel a la vida de los sentimientos de un modo en que el lenguaje no puede serlo”.

Susanne Langer

Si hablamos de la música como herramienta terapéutica, estamos hablando de musicoterapia. La musicoterapia es una disciplina terapéutica cuya práctica se viene desarrollando en hospitales, instituciones, consultorios y centros de salud, de nuestro país y de todo el mundo desde hace más de 30 años. La intervención se realiza a partir del uso de recursos no verbales: el sonido, la música y la expresión a través del cuerpo, que le imprimen identidad y la diferencian de otras disciplinas en donde la palabra suele ser el recurso terapéutico por excelencia.

Todas las personas vivimos inmersas en un mundo sonoro (incluso antes de nacer, en el vientre materno); un mundo sonoro que no solo nos atraviesa sino que va construyendo —como parte de nuestra personalidad— una identidad sonora única y original emergente de las experiencias musicales que heredamos y vivenciamos a lo largo de toda nuestra vida.

La musicoterapia interviene a partir del potencial creativo que cada persona tiene con el fin de generar procesos musicales tendientes a mejorar la calidad de vida. Esta capacidad creativa se despliega a través del hacer de los pacientes, es decir, a partir de procesos sonoros que tienen lugar en el marco de la exploración, la improvisación, la producción y la recreación con instrumentos musicales, con la voz y con el movimiento.

La musicoterapia propicia entonces nuevas formas de comunicación y la expresión de emociones, sentimientos y conflictos que son  elaborados en un espacio de juego y creatividad.

Se cae muchas veces en el error de asociar la musicoterapia con la educación musical. Sin embargo, esta última tiene como meta lo estético y el producto musical en sí, cargado de valor y consensuado por el entorno social que se apropia de él como objeto puramente artístico.

La musicoterapia, en cambio, si bien utiliza la música como uno de sus recursos y la privilegia también como medio de expresión, focaliza su atención en los procesos de hacer música de sus pacientes y en los cambios que se van produciendo a medida que transcurre el tratamiento. Todo ello es posible a partir de la intervención de un musicoterapeuta profesional capacitado no solo para analizar e interpretar las producciones sonoras y corporales, sino también para tomarlas como instrumento diagnóstico y posibilitar la orientación de un tratamiento acorde a cada sujeto y a cada necesidad.

Resulta también pertinente derribar el mito acerca de la música y sus efectos “mágicos”, pues se suele pensar a la musicoterapia como una práctica esotérica, carente de rigor científico. La música no tiene eficacia en sí misma, NO CURA milagrosamente. Por eso hacemos hincapié en la aplicación profesional de la música, metodológica y sistemática, ética, única forma en que los pacientes pueden iniciar procesos de cambio para alcanzar una mejoría o bienestar general.

El abordaje musicoterapéutico no es invasivo, pues no trabaja directamente sobre los déficits, es decir, utiliza las potencialidades y los recursos del paciente para propiciar un espacio seguro y contenedor que permita la desinhibición y la libre expresión.

La instauración de un vínculo con el musicoterapeuta y la apertura a nuevas formas de comunicación, son los primeros pasos para iniciar el tratamiento. El uso del lenguaje musical conecta al sujeto —en forma directa— con sus aspectos afectivos y emocionales, favoreciendo así la emergencia y la reelaboración de conflictos a lo largo del proceso musicoterapéutico.

La práctica musicoterapéutica se implementa en niños, adolescentes, adultos y en tercera edad. Se desarrolla en tres áreas: la prevención, la asistencia terapéutica y la rehabilitación, trabajando en forma independiente así como también integrando equipos interdisciplinarios.

Lic. Raquel Gómez – Equipo Red Musicante
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Musicoterapia y la tercera edad

Quería compartir con ustedes mi experiencia de muchos años como musicoterapeuta en el trabajo con personas que transitan la tercera edad y que se encuentran institucionalizadas por distintas razones.

A partir de los 65 años queda determinado el grupo etáreo conocido como el de la “tercera edad”. Como ocurre en todas las etapas de la vida, ésta tiene características generales que la distinguen y definen como así las  particularidades que hacen a cada sujeto en cuestión.

Encontramos muchas veces en las instituciones geriátricas personas que han transitado su vida plenamente y que en un determinado momento de sus vidas, y por diferentes circunstancias, se encuentran en un lugar nuevo en el cual  se hallan despojadas de sus bienes materiales, de sus posibilidades y en algunos casos de sus afectos. Adela Herrera — Geriatra de Clínica Las Condes— asegura que una buena vejez no sólo depende de la salud y el ánimo, sino también del apoyo, la comprensión y el cariño que le brinde la familia al adulto mayor.

La vejez es un proceso de cambios determinados por factores fisiológicos, anatómicos, psicológicos y sociales. Se da en ella una reducción sustancial de la capacidad funcional del individuo: funciones intelectuales tales como análisis, síntesis, imaginación, percepción y memoria visual inmediata.

Ante esta nueva realidad que les toca vivir que beneficios promueve el espacio de musicoterapia?

Dentro del proceso musicoterapéutico, el primer paso consiste en instaurar un espacio de trabajo, un espacio de referencia donde cada uno de los integrantes del grupo pueda crear, jugar, expresarse, descubrir a los otros y reencontrarse a sí mismo. Un  encuadre que promueva la expresión y la exteriorización emocional, donde la actividad lúdica ponga en juego y conjugue las percepciones, las sensaciones y las vivencias corporales para que el adulto mayor pueda explorar y reconocer sus fortalezas, nuevas posibilidades de ser y hacer a través de su cuerpo y sus sonidos más esenciales.

En el juego sonoro la música puede actuar como disparador de nuevos pensamientos e ideas creativas. Y es a partir de este trabajo creativo que la persona puede rehacer, recuperar, reconstruir su mundo pasado y presente, construyendo así su propia historia sonora en el aquí y ahora del dispositivo musicoterapéutico grupal.

Al momento de plantear las actividades se tienen en cuenta las necesidades y posibilidades de cada una de las personas que integran el grupo. La dinámica del mismo es un encuentro semanal de aproximadamente 90’.

A veces surgen preguntas de los familiares:

¿Qué hace mi mamá, canta? Si no escucha…!

¿Baila? Si no camina…!

Y muchas preguntas y respuestas más. Lo importante de todo esto es que SÍ canta, Sí baila, se expresa como puede; muchas veces tenemos la concepción de que sólo hay una manera de bailar, de cantar, de escuchar… y en el espacio de musicoterapia se baila cómo se puede, se canta cómo se puede. A partir de lo que la persona posee y despliega en función de sus propios tiempos y posibilidades.

El hacer en el espacio de musicoterapia nos brinda una oportunidad para desarrollar diferentes objetivos, como por ejemplo:

  • Generar y mantener la motivación por las nuevas actividades.
  • Crear un espacio de trabajo posible para la comunicación interpersonal.
  • Promover conductas e intercambios sociales.
  • Prevenir o revertir el aislamiento.
  • Descubrir potencialidades de producción propia, que aumenten la   seguridad en sí mismo y eleven la autoestima, alejando al individuo del lugar del déficit.
  • Estimular permanentemente para lograr una promoción personal y una mayor actividad comunitaria.
  • Mantener hábiles las funciones físicas y funciones intelectuales superiores (memoria, atención, razonamiento, juicio y coordinación).
  • Reconocimiento como individuo, con sus expectativas e inquietudes.
  • Ser miembro activo, capaz y útil, considerando su capacidad física, mental y emocional.
  • Oportunidad de autoexpresión.
  • Sentimientos de valoración.
  • A través de la expresión grupal lograr que el grupo valorice la producción de cada uno desde las posibilidades de interacción.
  • Estimular la coordinación motriz a través del canto, el ritmo musical y el movimiento corporal.

Para finalizar, la vejez es una etapa evolutiva más de la vida de un ser humano que se caracteriza por los cambios y las pérdidas que un ser transita, a nivel corporal, mental y socioemocional.

El trabajo en musicoterapia con pacientes geriátricos es posible y su aplicación en este ámbito aporta una mejor calidad de vida para los pacientes institucionalizados.

 

Lic. María Cecilia Zamora – Equipo Red Musicante
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La música

En los años preescolares la creatividad y las habilidades artístico-expresivas se encuentran en plenitud. Lejos de las reglas y pautas del marco social, los niños tienen la posibilidad de “jugar” con su voz, con su cuerpo y con instrumentos musicales en forma desenfadada y espontánea, dando rienda suelta a las emociones y a la imaginación.

La música es un lenguaje simbólico que permite a los niños exteriorizar su mundo interno así como también interpretar el mundo a su alrededor, facilitando la libre expresión de sus sentimientos, sus sensaciones, sus fantasías y su realidad. Pero la música también funciona como medio para interactuar con los otros, como un lenguaje común y compartido que favorece la comunicación y el desarrollo de las habilidades sociales. Los diálogos sonoros, los cambios de roles que se juegan en una improvisación, el uso del cuerpo y el movimiento para “contar” cosas, los juegos rítmicos, el aprendizaje de canciones, son algunas de las actividades musicales que estimulan al ejercicio de la comunicación, el respeto por el tiempo propio y ajeno, la aceptación y valoración de las diferencias y, sobre todo, la socialización. Y la música es, fundamentalmente, una manifestación artística y cultural que, como tal, desarrolla en los niños la sensibilidad, la creatividad, las aptitudes artístico-musicales y la inserción en la cultura de origen.

Música, Desarrollo y Aprendizaje

La infancia es tiempo de disfrute y de divertimento, pero también es tiempo de aprendizaje. Hablamos de aprendizaje cuando se conjuga la maduración biológica del niño con la influencia socio-cultural. Un ejemplo sencillo: el sistema nervioso central de un niño recibe la información sensorial (acústica) del sonido de un tren, pero no será capaz de interpretarlo como “ tren “ sin la existencia de un adulto que le de ese significado puntual. Es decir, la experiencia del niño —concretada gracias a su madurez biológica— más el sentido que le de el adulto a dicha experiencia —atributo cultural— darán por resultado un nuevo aprendizaje.

La necesidad de un otro/adulto, es una realidad biológica dada por la prematurez con la que nacemos, con un sistema nervioso inmaduro que deberá desarrollarse y completarse durante primeros años de vida.

Todos nacemos en un entorno sonoro y musical. Uno de los primeros contactos con la música se da cuando la mamá arrulla a su bebé. A su vez, los balbuceos del bebé pueden ser leídos también como manifestaciones musicales: tienen una entonación particular, una altura, una intensidad y sirven de base para el desarrollo del lenguaje hablado.

Durante los dos primeros años de vida, el bebé conoce el mundo de una sola manera, accionando sobre él: agarra objetos, los tira, los chupa, los arrastra, los aprieta… y la música está asociada directamente a personas u objetos concretos productores de sonido: la mamá que canta, un sonajero que se sacude, un juguete que suena.

A partir de los cuatro o cinco años, los niños atraviesan una etapa diferente en la cuál poseen ya la capacidad de operar no solo con objetos concretos y tangibles sino también con lenguajes simbólicos: la música, el discurso hablado, el dibujo, etc. La música, entonces, se transformará en una nueva habilidad a través de la cuál podrán conocer, expresarse y aprender.

Pero a pesar del manejo simbólico adquirido en esta edad, la experiencia musical seguirá siendo experimentada a través del cuerpo, vivida a través de sensaciones (ritmo, velocidad, intensidad) y emociones (tristeza, alegría, inquietud, calma…).

En una etapa posterior, con la llegada de la escolarización y la enseñanza formal, y gracias a estas vivencias corporales previas, los niños podrán acercarse a la música a través de operaciones mentales más complejas.

Musicoterapia

Estudios neurológicos actuales demuestran la influencia que ejerce la música en la activación y desarrollo de diferentes regiones cerebrales, así como también el influjo que tiene en la formación de nuevas conexiones neuronales cuando ha existido algún tipo de lesión cerebral.

La MUSICOTERAPIA, a través de un abordaje sistemático y metodológico,  estimula el desarrollo y el aprendizaje de los niños pues…

  • El sonido, la música y el movimiento son elementos que propician la activación del sistema sensorial y su integración. Cuando los sentidos trabajan organizadamente, el aprendizaje se da con mayor facilidad.
  • Estimula la expresión del lenguaje —escrito y hablado— a través del lenguaje musical y el canto.
  • Mejora los niveles de atención y concentración.
  • La música despierta emociones y, a través de ellas, se puede aumentar la capacidad memorística pues en el cerebro la memoria y la emoción se encuentran interconectadas anatómica y funcionalmente.
  • El trabajo rítmico favorece la organización interna de los niños.
  • Desarrolla la motricidad (fina y gruesa).
  • Favorece el trabajo en equipo.

En la infancia la expresión musical aparece como un comportamiento más entre otros tantos.

En esta etapa los chicos absorben fácilmente gran cantidad de información, y lo hacen fundamentalmente desde el propio interés y reforzados por la  motivación que le brindan los adultos.

Sentarnos junto a los niños, dispuestos a jugar y a explorar, es altamente recomendable para estimular su desarrollo y, también, para crecer juntos.

No olvidemos que la música incide a nivel biológico, psicológico, social y espiritual; nos atraviesa, forma parte de nuestras vidas y de nuestra identidad, deja huellas, se liga a nuestras emociones y nos retrotrae a los más remotos recuerdos de infancia…

Lic. Raquel Gómez – Equipo Red Musicante

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